
Autor: Luisfer
Se necesitaba a alguien que fuera particularmente cuerdo y racional; algún caballero conocido
por su valor y osadía. Naturalmente también tenía que ser listo, además de orador brillante, y
sobre todo tenía que ser terriblemente apuesto.
Todo esto reducía drásticamente el campo de posibilidades. De hecho, tan sólo un candidato
cumplía con todos los requisitos, así que acepté con mi habitual gracia y encanto.


Dad a Newton lo que es de Newton y a Platón lo que es de Platón

Quién hubiera pensado que me dejaría de gustar la cerveza

Las estrellas no saben que tienen nombre.
